LA LLAMA Y LA OSCURIDAD


En la entrada anterior ya hablé de como la Luz y la Oscuridad juegan un papel importante en Sacrificio, formando parte de las almas de los propios personajes y afectando de distintos modos a estos. No entré en detalle, y dije que lo haría próximamente. Bien, pues ante de llegar a eso, primero quiero hablar de algo muy importante en esto y que ayudará a entenderlo aun mejor: la Llama Eterna y la Oscuridad que Susurra.


¿Qué hace especial a la Llama Eterna? La respuesta depende de a quién le preguntes, aunque todos coinciden en algo: la trajeron consigo de la superficie mientras huían del Cataclismo que arrasaba el mundo. La Llama Eterna de cada tribu tiene siglos de antigüedad, y es uno de los únicos vestigios de una era olvidada que aún poseen.

Pero, ¿qué diferencia estas llamas de cualquier otro fuego que puedan encender en su nuevo mundo? ¿Por qué la Llama Eterna parece tener poder entre la vida y  la muerte? Aquí es donde ya comienzan las divisiones entre las distintas tribus.
Aquellas que siguen la Senda de la Llama aseguran que el fuego aún recuerda la luz del Sol. Curiosamente nadie ha visto el Sol jamás, y ni tan siquiera hay descripciones sobre él, más allá de que era una luz pura que daba vida al mundo y apartaba la oscuridad. En la sociedad de Sacrificio, el Sol está dotado de poderes milagrosos, aunque no hay modo de demostrarlos ya que no dejan de ser fantasías desesperadas que les hacen creer que hay un futuro si consiguen crear un nuevo Sol.
Por otra parte, la Senda de la Unión asegura que la Llama Eterna es un regalo envenenado entregado por la Oscuridad que Susurra para subyugar a los desesperados humanos y así aprovecharse de su miedo y esperanzas.

Sea como sea, el culto al Sacrificio es real, y la Llama Eterna crepita en las cenizas del renacimiento, trayendo ecos de eras pasadas y otorgando el poder de oponerse a la temible Oscuridad.



                                                         



Pero, ¿qué es la Oscuridad que Susurra? Ésta es una pregunta mucho más difícil de responder, donde nadie se pone de acuerdo. Incluso aquellas tribus que siguen la Senda de la Llama y adoran a la Oscuridad que Susurra tienen diferentes teorías sobre ella y modos de rendirle devoción. Ella enseñó el ritual del Sacrificio, ella dio forma a la humanidad tal y como es hoy. Ella la liberó de que se consumiera en la oscuridad de las profundidades y perdiera su alma, pero, a la vez, ella ha castigado y condenado a numerosas tribus sin unos motivos muy claros, para después otorgarles una salvación desesperada o dejarlas sufrir y arrastrarse implorando su perdón.
Es caprichosa y cruel, pero también sabia y poderosa. Está en todas partes, entre la luz y las sombras, y aquellos que consiguen escuchar su voz siempre cambian su destino, para bien o para mal.


Finalmente, dejar clara una cosa: la Oscuridad que Susurra y la oscuridad que marchita y consume a los humanos no son lo mismo. Tal vez estén asociadas, o tal vez no, pero el primero es un ente que parecer ser omnipotente y sin motivos claros, y la segunda es simplemente una energía que inunda el mundo de Sacrificio. Una amenaza constante que lo envuelve todo contra la que los humanos luchan constantemente en su día a día, ya sea evitándola, o enfrentándose a las cosas que aguardan en ella una oportunidad para exterminarlos.
Esta oscuridad ya forma parte de la humanidad. Están siempre expuestos a ella, y solo la luz del fuego parece apartarla, pero no evitar por completo sus consecuencias. Los humanos ya no son como eran antaño. Sus cuerpos son más raquíticos, y sus cabellos no tardan mucho en volverse débiles y quebradizos. Sus pieles son grisáceas, y conforme pasan los años van apareciendo costras y pequeñas grietas en la piel. Pocos llegan a los cuarenta años, consumidos por el paso del tiempo, tras ir quedando débiles gradualmente y sufrir numerosas enfermedades. Eso, los que tienen suerte. Aquellos con una exposición más directa y que sobreviven a la corrupción ven sus mentes retorcidas y su carne se marchita y llena de pústulas apestosas que reflejan el olor de su alma.

En los Sacrificios la oscuridad actúa de forma distinta. Se alimenta de la luz de su alma, cambiándola y mancillándola. La oscuridad otorga poder a los Sacrificios, un poder por el que hay que pagar un alto precio pero que les permite realizar grandes proezas. Los va convirtiendo en bestias, en monstruos que, cuanta más oscuridad albergan en su interior, más luz ansían conseguir. Un Sacrificio tocado por la oscuridad puede perder rápidamente su camino, y convertirse en la muerte para los suyos, y en una condena para sí mismo.

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