EL PODER DE LA LUZ Y EL RENACIMIENTO

En Sacrificio hay dos conceptos claves: Luz y Oscuridad. No solo son importantes a nivel conceptual para el mundo en el que se desarrolla, sino que forman uno de los pilares principales del Sistema de Juego, y probablemente es su punto más distintivo.

Se llama Luz al poder otorgado por la Llama Eterna, y que da vida a los Sacrificios, además de permitir sobrevivir a los humanos en el submundo de Sacrificio. Con su poder el Sacrificio puede realizar numerosas habilidades que lo distinguen completamente del resto de la humanidad, y es gracias a él que consigue sobrevivir donde cualquier otro, con suerte, moriría.

Cuando comencé a darle vueltas a esta idea, quería reflejar algo muy importante de este mundo en la jugabilidad: la Luz de un Sacrificio recién creado es más pura que la de otro que ya renacido varias veces. Quería que se viese como la intensidad de la Llama Eterna iba menguando, que la Luz que otorgaba iba corrompiéndose con el paso de la muerte a la vida en el ciclo de renacimiento de los Sacrificios. Esto implica un serio problema en cuanto a la estructura clásica de un Juego de Rol, y es que por norma general, un personaje va haciéndose más poderoso conforme vive aventuras y aumenta niveles, y yo proponía lo contrario, aquello que hace especial a los personajes otorga un mayor poder al inicio, y va deteriorándose con el uso. Me gustaba, pero había que darle unas cuantas vueltas a esa idea para poder hacer algo práctico con ella.
Obviamente, creo que el esfuerzo y desarrollo de un personaje debe premiarse, pero quería mantener ese matiz, que serviría entre otras cosas para reflejar una de las ideas principales de este juego: la corrupción del alma. Un Sacrificio recién nacido, que recibe el nombre de Ascua por ser una nueva llama, poseería una Luz pura, que aún no ha sido tocada por la Oscuridad, y por lo tanto más intensa que la de alguien que ya haya renacido y caminado en la oscuridad numerosas veces. Pero por otro lado, también estaba el hecho de que cuando di los primeros pasos en la idea de Sacrificio quería que cada muerte ayudara a evolucionar, que el fin de la vida no fuese una barrera en la evolución, sino un punto y seguido. Un Sacrificio va perdiendo el poder de su Luz, pero, a cambio, va aprendiendo a controlarla y sacarle partido. Era en ese aspecto en el que debía centrarme, y en el que lo he hecho.



                                                                   



Actualmente la Luz funciona como un Atributo Secundario del personaje, al igual que la Oscuridad, que mide tanto el número de usos que puede hacer de ella, como el poder de ésta. Este Atributo puede aumentar, sí, aunque es algo muy complicado, mientras que hay distintos modos de que disminuya.
Para aumentar la Luz se deben realizar tareas titánicas, y conseguir reliquias que aumenten de forma temporal el Atributo, o mientras estén equipadas. Sin embargo, la pérdida de Luz puede deberse a diferentes factores, como el abuso de ésta, la exposición a la Oscuridad (o su uso), o la muerte. Realizar acciones inmorales que rompan con el espíritu de tu personaje también pueden acarrear pérdida de Luz, y del mismo modo que hay reliquias que otorgan Luz, hay otras que la arrebatan, e incluso dan acceso a la Oscuridad.
El sistema de Luz es una característica que no solo contempla el poder y evolución del Sacrificio, sino la corrupción de éste, y cuanto tiempo le queda para la muerte verdadera, o para convertirse en un Marchito.

Por otro lado, la muerte sirve como catalizador para ver el estado de Luz del Sacrificio. Al morir, sus Atributos se adaptan al nuevo cuerpo: el personaje reiniciaría sus Atributos primarios, y la Luz se recalculará para otorgarle su nueva puntuación, que muy probablemente será menor a la que poseía.
 El Sacrificio renacido será como un personaje nuevo, donde el jugador redistribuirá sus atributos como si de un personaje de Nivel 1 se tratase, que tan solo mantendrá intacta su Luz y Oscuridad teniendo en cuenta su hoja de personaje anterior, y las ventajas asociadas a éstas. Además el paso a la muerte sirve para consumir los puntos de experiencia conseguidos durante el desarrollo de las aventuras del Sacrificio y aprender nuevos usos de la Luz, o la Oscuridad. De este modo, pierde potencia y números de uso en su Luz, pero aumenta su repertorio y adaptación.

Hay algunas reglas añadidas al renacimiento de un Sacrificio, además de las que ya he indicado asociadas a la Luz. Por ejemplo, el Atributo Voluntad reciben un bono o penalizador variable dependiendo de la puntuación de Oscuridad del personaje, que se calculará tras crear el "nuevo personaje" para decidir su valor total.
Por otro lado, aquellas Habilidades en las que el personaje ya poseyera especializaciones, aunque desaparecerán, serán mucho más fáciles de adquirir nuevamente. Esto refleja que el nuevo cuerpo no está familiarizado con ello pero el alma del Sacrificio sí y le cuesta mucho menos entrenarlo, o que el tránsito de la vida a la muerte arrebata memorias del Sacrificio, que van volviendo con el tiempo. De este modo, al subir de Nivel puede readquirir una Habilidad o Especialización que ya poseyera en su vida anterior (y tan solo en la anterior) de forma gratuita, además de gastar los Puntos de Desarrollo otorgados por el aumento de Nivel de forma normal. Esto es lo que hace realmente especial a un Sacrificio que ha sufrido numerosas vidas, convirtiéndolo poco a poco en un arma letal y eficiente.



Pero no es todo tan bonito. El paso por la muerte ensucia el alma, y una que haya sido violenta puede causar traumas que arrastre a su nueva vida. Pero todo esto se verá más adelante, cuando hablemos de la Oscuridad y el peso de la muerte.

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